Empieza la cuenta atrás. No sabría definir el momento exacto en el cual empezamos a pensar en que teníamos que volver, pero desde ese preciso instante nos rondan por la mente todo tipo de sentimientos y sensaciones contradictorias, fruto del amor que sentimos hacia nuestra tierra, mezclado inevitablemente con la nueva devoción que experimentamos con nuestro segundo hogar, aquí, en Nicaragua.
Nos restan unos dos meses para seguir disfrutando de la gente, de su amabilidad y hospitalidad, de las costumbres, la cultura y la vida nicaragüense, y siento ya, aún sin haber partido, nostalgia por lo que dejaremos atrás. Aún así, sé que todo lo vivido y todo lo aprendido no va a desaparecer, seguirá en nuestras vidas: en nuestra mente y en nuestros corazones.
Es cierto que nos hacen falta nuestros familiares y amigos, nuestro anterior ambiente, aunque mi corazón me dice que aquí también hemos construido grandes amistades, encontrando en ellas el apoyo de un hermano o hermana, de un padre o una madre.
Así que, por mucho que nos duela, cuando regresemos a Cataluña, también extrañaremos a los amigos y familiares que dejamos en esta bella tierra, con la esperanza de, algún día, volvernos a encontrar.

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Es cierto que nos hacen falta nuestros familiares y amigos, nuestro anterior ambiente, aunque mi corazón me dice que aquí también hemos construido grandes amistades, encontrando en ellas el apoyo de un hermano o hermana, de un padre o una madre.
Así que, por mucho que nos duela, cuando regresemos a Cataluña, también extrañaremos a los amigos y familiares que dejamos en esta bella tierra, con la esperanza de, algún día, volvernos a encontrar.
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